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-jAh, María Santísima, cuántas gracias tengo que daros!... Y mi madre? y mi madre?

—La enviaremos á buscar,-contestó la buena mujer, que ignoraba lo que se habia dispuesto.

—Si, sí, Dios os lo pagará. Y usted quién es? ¿cómo ha venido usted aquí?-preguntó Lucia.

—Me ha enviado nuestro Párroco,-respondió la mujer,-porque á este señor que va con nosotros le ha tocado Dios en el corazon (;bendito y alabado sea!), y ha venido á nuestro pueblo à hablar al señor Cardenal-arzobispo, á ese siervo del Señor, que allf le tenemos de visita, y se ha arrepentido de sus grandes pecados, y deseando mudar de vida, le contó al señor Cardenal como habia mandado robar á una pobre muchacha, que es usted, por convenio con otro hombre sin temor de Dios, que el señor Cura me ha indicado quién puede ser.

Como al oir esto levantó Lucía los ojos al cielo, prosiguió la mujer de esta manera:

—jAh! quizá usted lo sabe. Considerando, pues, el señor Cardenal que, tratándose de una muchacha, se necesitaba una mujer para acompañarla, le encargó al señor Cura que la buscase, y el señor Cura por su bondad vino á buscarme á mí...

—jAh! ¡Dios se lo paque á usted!-interrumpió Lucfa.

—Esto no es nada, hija mia,-prosiguió la mujer;-y el señor Cura me dijo que la animase á usted y la consolase, manifestándole al mismo tiempo cómo el Señor la habia salvado á usted milagrosamente.

Ah, si! milagrosamente por intercesion de la Virgen.

—Buen ánimo, pues, y perdonar al que le ha hecho á usted mal; y no sólo alegrarse de que Dios haya usado de miscricordia con él, sino tambien pedirle que le asista; en lo que, además de que tendrá usted mucho mérito, experimentará no poco júbilo.

Contestó Lucía con asenso, mejor que lo hubiera hecho con palabras, y con una dulzura que las palabras no hubieran podido expresar.

—¡Buena muchacha!-prosiguió la mujer;-y hallándose justamente vuestro Cura párroco en nuestro pueblo (pues hay tantos, tantos, todos los de las inmediaciones), determinó el señor Cardenal enviarle tambien á él conmigo, aunque de poco nos ha servido. Ya habia yo oido decir que era'hombre para poco, y en esta ocasion lo he visto con mis propios ojosuna mirada que expresaba su