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luégo de lo que habia en la mesa dispuso un plato, y poniendo sobre él media hogaza de pan, lo envolvió todo en una servilleta, y cogiéndola de las cuatro puntas, dijo á la mayor de sus chicas:

—Toma,-y dándole en la otra mano vna botella de vino, añadió:-véte á casa de la tia María la viuda, y dáselo todo, diciendo que es para que celebre este dia con sus niños, zestás? y cuidado que lo hagas bien, de modo que parezca expresion y no limosna. Si te encuentras con algun conocido, no le digas nada, y mira no rompas aigo.

Enternecióse Lucía, asomando las lágrimas á sus ojos, y experimentando al mismɔ tiempo singular regocijo, pues las razones precedentes le habian causado tal consuelo, que quizá no lo hubiera producido igual el sermon más acabado.

Entró de ahí á poco el Cura del pueblo, diciendo que le enviaba el Cardenal para que le llevase nuevas de Lucía, á quien su lustrísima queria ver aquella misma tarde. Dió luégo gracias á los dos esposos, y conmovidos entrambos y Lucía, no encontraban palabras con que corresponder á tantas bondades.

Y tu madre no ha llegado aún?-preguntó á Lucía el Párroco.

—Mi madre!-exclamó ésta; mas oyendo que de órden de su llustrísima se la habia mandado venir, se cubrió el rostro con el delantal y prorumpió en un copioso llanto, que no cesó sino mucho despues de haber salido el Cura.

Apénas los tumultuosos afectos que excitó en su ánimo aquella noticia dieron entrada á pensamientos más sosegados, se acordó de que la próxima satisfaccion de ver á su madre, satisfaccion que pocos minutos ántes no se hubiera atrevido á esperar, la habia implorado expresamente en su mayor apuro, poniéndola casi como condicion del voto, cuando dijo: «Haced que vuelva libre al lado de mi madre:» y estas palabras se presentaron vivamente á su memoria. Con esto se confirmó en el propósito de mantener su promesa, y consideró como un cargo de conciencia su disgusto y momentáneo arrepentimiento.

En efecto, cuando se estaba hablando de Inés, ya estaba en camino, y muy cerca del lugar. Fácil es figurarse cómo quedaria la infeliz al recibir aviso tan inesperado, junto con la noticia imperfecta y confusa de un peligro horroroso y de un suceso oscuro que no supo explicar el mensajero, y del cual no tenía el menor antecedente en que fundar conjeturas. Despues de haberse puesto las manos en la 21