Página:Los novios. Historia milanesa del siglo XVI (1880).pdf/395

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 383 —

| voz, 6 por mejor decir, se tenfa noticia positiva de que en aquel ejército fermentaba la peste, de la cual eniónces habia siempre retoños en las tropas alemanas, como dice Varchi (1) hablando de la que cien años ántes habian introducido en Florencia. A Alejandro Tadino, uno de los facultativos de la Junta de Sanidad, que seis individuos, dos médicos y cuatro magistrados, además del presidente, se le encargó, como refiere en su relacion impresa en Milan el año de 1648, que hiciese presente al Gobernador general el gran peligro que amenazaba al país, si se concedia el paso, segun se aseguraba, á aquellas tropas para dirigirse sobre Mántua: á lo que contestó D. Gonzalo, que no podia remediarlo, pues las razones de interes y de honor, por las cuales se habia puesto en movimiento aquel ejército, eran superiores al peligro que se temia; que sin embargo se tomasen las precauciones que se estimasen convenientes, y se tuviese confianza en la Providencia.

Para adoptar algun remedio, el expresado Tadino y'el senador Seitala, ambos médicos de la sanidad, propusieron á la Junta que se prohibiese bajo gravisimas penas el comprar ropas de clase alguna de los soldados que iban á pasar; pero no fué posible hacer comprender la conveniencia de esta precaucion al presidente, hombre por otra parte de mucha bondad, pero que no podia persuadirse cómo pudiesen resultar tantas muertes del trato con los soldados alemanes y de sus ropas. Citamos este rasgo por ser de los particulares de aquel tiempo, pues es imposible que desde que hay juntas de sanidad, á ninguno de sus presidentes le haya ocurrido raciocinar asi, si esto puede merecer el nombre de raciocinio.

Por lo que toca á D. Gonzalo, su respuesta á los comisionados de la Junta de Sanidad fué uno de sus últimos actos administratives, porque el mal éxito de la guerra contribuyó á que se le removiese de su destino en aquel mismo verano. A su salida de Milan le pasó lo que cuentan algunos historiadores contemporáneos, como el primer caso de este género sucedido allf con persona de su clase.

Al salir del palacio llamado de la ciudad, entre magnates y gentes de distincion, se encontró con numerosos grupos de aldeanos, de los cuales unos se le ponian de- Tante en el camino, y otros le seguian con gritos é imprecaciones, echándole en cara el hambre que habian sufrido componia de (1) Uno de los mejores historiadores italianos.