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extraña confusion de tiempos y cosas, y un continuo vacilar como á la ventura, sin designio general y sin designio en los pormenores, carácter por otra parte muy comun y sensible en los libros de aquella época, especialmente en los que se escribieron en idioma vulgar, á lo niénos por lo que loca á la Italia; que con respecto al resto de la Europa, lo sabrán los doctos, y nosotros lo sospechamos. Ningun escritor de época posterior se ha propuesto examinar y confrontar aquellas memorias, para sacar de ellas una serie no interrumpida de los acontecimientos, esto es, una historia de aquella peste: por manera que la idea que se tiene de ella debe precisamente ser muy inexacta y algo confusa: nociones indeterminadas de grandes males y grandes errores, pues á la verdad hubo de unos y otros m.ás de lo que se puede imaginar, una idea por fin compuesta de juicios mås que de hechos, y algunos casos aislados sin sus circunstancias más características, sin distincion de tiempo, esto es, sin causa ni efecto, ni órden ni progresion.

Examinando nosotros y confrontando con grande esmero todas las relaciones impresas, y más de una inédita, y muchos documentos llamados oficiales, hemos tratado de hacer, no ya lo que se quisiera, pero á lo ménos lo que aún no se ha hecho. No es nuestro ånimo referir todos los actos públicos, ni tampoco todos los sucesos dignos en algun modo de memoria; y mucho ménos pretendemos hacer que se tenga por inútil para los que quieran formar una idea más extensa de la cosa, la lectura de las memorias originales, porque conocemos demasiado la fuerza viva, y digámoslo así, incomunicable, que se encuentra en dichas obras, cualquiera que sea el modo con que están concebidas y desempeñadas. Nuestro objeto ha sido únicamente distinguir y comprobar los hechos más notables, disponerlos por su órden sucesivo en cuanto lo permita su naturaleza, y.observar su reciproco enlace, dando de esta manera, basta que otros lo hagan inejor, una noticia sucinta, pero verídica y ordenada, de aquel desastre.

Por el ejército, se habian encontrado uno ú otro cadáver en lascasas, como igualmente en el camino; muy presto empezaron á enfermar y morir, ya en una, ya en otra parte del país, várias personas y familias de enfermedades violentas y extrañas, con sintomas desconocidos de la mayor parte de los vivientes. Existia, no obstante, quien los habia visto otras veces, y éstos eran aquellos pocos que aún podianla línea del territorio por donde habia pasado