Página:Los novios. Historia milanesa del siglo XVI (1880).pdf/425

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 413 —

estaba léjos de igualarse á la urgencia. Los dos médicos eran, como lo afirma varias veces Tadino, y aparece todavía mejor por todo el contexto de su narracion, los que penetrados de la gravedad é inmediacion del peligro estimulaban á aquella corporacion, á quien tocaba en seguida estimular á los demas.

Ya hemos visto la frialdad cou que procedió la Junta á los primeros anuncios de la peste, no tan solo en obrar, sino tambien en tomar informes: vamos á ver ahora otro acto de lentitud no ménos admirable, siempre que no la obligasen á ello obstáculos opuestos por magistrados superiores. El edicto de las boletas que se acordó en 30 de de Octubre, no se concluyó hasta el 23 del mes siguiente, y no se publicó hasta el 29, cuando ya la peste se habia introducido en Milan.

Tadino y Ripamonti han tratado de citar el nombre de primero que la introdujo, con otras circunstancias acerca de la persona y del hecho. Ambos historiadores dicen que fué un soldado italiano al servicio de España; pero en lo demas ni siquiera en el nombre están acordes. Segun Tadino, fué cierto Pedro Antonio Lovato, de guarnicion en Lecco, al paso que Ripamonti asegura haber sido un Pedro Pablo Locati, de guarnicion en Chiavena. Difieren igualmente en el dia de su entrada en Milan, pues el primero supone haber sido el 22 de Octubre, y el segundo el mismo dia del mes siguiente; pero ni al uno ni al otro se les puede dar crédito, porque las dos épocas están en contradiccion con otras mejor averiguadas. Sin embargo, escribiendo Ripamonti por órden del Consejo general de los decuriones, debió tener á su disposicion muchos medios para tomar los informes necesarios, y Tadino, en razon de su empleo, podia más que otro estar informado acerca de un hecho de esta naturaleza. Con todo, de la compulsa de otras fechas que nos parecen más seguras, resulta que fué ántes de la publicacion del bando de las boletas, y si el asunto lo mereciera, se pudiera probar ó casi probar que debió ser en los primeros dias de aquel mes; pero el lector nos dispensará de tan fastidioso como inútil trabajo.

Como quiera que sea, entró aquel soldado infeliz y portador de desventuras, con un gran lio de ropas y vestidos comprados ó robados á los alemanes, fué á parar á casa de un pariente suyo, en el arrabal de la Puerta Oriental cerca de los capuchinos y al instante cayó enfermo. Lleváronle al hospital, en donde, habiéndose descubierto un bubon debajo del sobaco, los que le curaban entraron en sospe-