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encontrar en ellas cosa alguna, el mismo presidente de la Sanidad con cuatro peritos, y tambien todos los bancos y hasta las pilas del agua bendita. Aquel amontonamiento de madera causó grande espanto en la muchedumbre, para la cual muchas veces ei objeto más sencillo se convierte en un argumento. Con esto se dijo, y se creyó generalmente, que en la catedral se habian untado lodos los bancos, las paredes y hasta las cuerdas de las campanas; y no solamente se dijo entónces, sino que todas las memorias de los contemporáneos, que hacen mencion de este hecho, hablan de él como de una cosa cierta, y sería necesario adivinar la historia verdadera, á no encontrarla en una carta de la Junta de Sanidad dirigida al Capitan general, y que se conserva en el archivo llamado de San Fidel, de donde nosotros la hemos sacado, siendo de la misma carta las palabras que hemos puesto en letra bastardilla.

La mañana siguiente hirió la vista y la imaginacion de los habitantes un espectáculo nuevo, más extraño y más significativo. Viéronse en muchos puntos de la ciudad las puertas de las casas y las paredes cubiertas con manchones de cierta inmundicia amarillenta y blanquizca, trazados como con esponja. Bien fuese el placer inhumano de generalizar el espanto tumultuoso, bien fuese el culpado designio de aumentar la consternacion pública, ó cualquiera otro motivo, el hecho se halla tan comprobado, que tendríamos por mênos racional atribuirlo á un sueño de la imaginacion que á una perversidad no nueva en cabeza de hombres, ni demasiado escasa de efectos semejantes en muchos países y en todos tiempos. Ripamonti, que muchas veces en el asunto de las manchas ridiculiza, y muchísimas deplora, la credulidad del pueblo, asegura haberlas visto, y las describe. En la carta citada, los individuos de la Junta de Sanidad refieren el hecho en los mismos términos, y hablan de reconocimientos y experiencias hechas en perros con la expresada inmundicia, sin resultado alguno dañoso; añaden que ellos creian que semejante burla era más bien objeto de una reprensible ligere za que de perversidad, pensamiento que manifiesta en aquellas personas bastante sensatez para no ver lo que en realidad no habia.

Las demas memorias contemporáneas, despues de asegurar el hecho, dicen que al principio fué opinion de muchos que aquellas manchas se hicieron por mera diversion y burla, y ninguna habla de que hubiese quien lo negase, siendo bien cierto que si alguno hubiese habido, le hubie-