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palabra, sino que llegó á tal punto la impotencia y la desesperacion, que á várias de las más precisas no se acudia ni poco ni mucho.

Por ejemplo, moria por falta de asistencia una infinidad de niños, cuyas madres habian perecido en el contagio: la Junta propuso que se estableciese una casa de asilo para ellos y las mujeres pobres próximas á parir; pero nada pudo adelantar. Era justo, no obstante, dice Tadino, compadecer al Ayuntamiento, pues se hallaba en la mayor angustia, triste y acosado por la soldadesca, sin subordinacion ni respetlo alguno, y mucho ménos en el infeliz Ducado, en razon á que ni otro auxilio ni otra contestacion se pudo conseguir del Capitan general, sino que, hallándose en tiempo de guerra, era indispensable tratar bien al soldado. ¿Tanto importaba tomar á Casal? Tan hermosa parecia la gloria de vencer, cualquiera que fuese la causa y el objeto por el cual se peleaba? Hallándose ya alestada la inmensa, pero única fosa abierta cerca del Lazareto, y quedando de consiguiente en muchos puntos sin enterrar los nuevos y numerosos cadáveres que daba de si cada dia, los magistrados, despues de haber buscado inútilmente brazos para esta faena, se vieron reducidos á confesar que no sabian ya de qué medios valerse. El presidente de la Junta de Sanidad hasta con lágrimas los imploró de los dos beneméritos religiosos que gobernaban el Lazareto. El padre Miguel se comprometió á darle en cuatro dias limpia de cadáveres la ciudad, y en ocho lo que bastase, no sólo para la urgencia presente, sino tambien para lo que pudiese suponer para lo futuro. Con un fraile compañero y oficiales que le facilitó el Presidente, salió de la ciudad en busca de aldeanos, y parte con la autoridad de la Junta, parte con la de su habito y sus palabras, reunió unos doscientos de ellos, que distribuyó para cavar en tres distintos puntos; despachó luégo del Lazareto sepultureros para recoger los muer!os, por manera que en el dia señalado | se vió cumplida su palabra..

En una ocasion quedó el Lazareto sin médicos, y con elI ofrecimiento de crecidos sueldos y honores, apénas y no tan presto, se consiguieron algunos, pero en número muy inferior al que se necesitaba. Con freeuencia se halIó tambien el Lazareto tan escaso de víveres, que se temid que las gentes muricsen de hambre; más de una vez, miéntras se buscaban medios para adquirir comestibles 6 dinero, esperando apénas encontrarlos, 6 temiendo que no fuese más triste prevision