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Lorenzo!...-dijo el amigo exclamando y preguntando á un tiempo.

—El mismo,-contestó Lorenzo.

Y los dos corrieron el uno hácia el otro.

—¿Conque eres tú?-dijo el amigo en cuanto estuvieron cerca.-jAh! ;cuánto me alegro de verte! ¿Quién lo creyera? Pensaba que era Pablito, el de los muertos, que no cesa de venir á molestarme para que vaya con él á enterrar. ¿Sabes que me he quedado solo, solito como un ermitaño?

—Demasiado lo sé,-dijo Lorenzo.

Y de esta manera, trocando atropelladamente expresiones de afecto, preguntas y respuestas, fueron juntos á la casilla. Aqui, sin interrumpir el coloquio, se apresuró el amigo á obsequiar á Lorenzo del mejor modo posible en aquella sorpresa, y en aquel tiempo. Puso agua al fueg) para hacer la polenta (1), y dejándosela encargada á Lorenzo, se marchó diciendo:

—jAmigo, estoy solo! Volvió en breve con un cantarillo de leche, un poco de carne salada y un par de rábanos, con higos y melocotones. Dispuesto todo, y volcada la polenta sobre la mesa, se sentaron los dos á ella, dándose recíprocamente las gracias, el uno por la visita, y el otro por la acogida; y al cabo de dos años de no verse, advirtieron en un momento que eran más amigos de lo que creyeron serlo cuando se veian casi todos los dias, porque á los dos les habian sucedido algunas de aquellas cosas que dan á conocer qué bálsamo tan precioso es la benevolencia, tanto la que se experimenta, como la que se encuentra en otros.

A la verdad, nadie podia ocupar en el ánimo de Lorenzo el lugar de Inés, ni consolarle por su ausencia, no sólo por el antiguo y particular afecto que le profesaba, sino tambien porque entre las cosas que deseaba aclarar, habia una de que ella sola tenía la clave. Estuvo algun tiempo dudando si ante todas cosas iria á buscarla, estando ya tan cerca; pero considerando que Inés nada podria saber de la salud de su hija, se confirmó en su primer propósito de ir en derechura á averiguarlo todo, arrostrando desde luégo tan peligrosa empresa, para traer despues la noticia á su madre. Šupo tambien de su amigo muchas cosas que ignoraba, y se impuso bien de otras de que no tenía noticias (1) Gachas de harina de maiz bastante duras de que usan mueho los aldeanos y campesinos en la Lombardia.