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| —Véte ahora,-dijo el fraile,-y véte preparado para cualquier sacrificio, y á alabar al Señor, cualquiera que sea el resultado de tus indagaciones. Sea el que fuere, no dejes de venir á comunicárme.o, que juntos lo alabaremos.

Aquí sin decir más se separaron; el uno volvió al sitio de donde habia venido, y el otro se dirigió á la capilla, la cual sólo distaba un tiro de piedra.

CAPÍTULO XXXVI.

¿Quién hubiera dicho á Lorenzo pocas horas ántes que, en lo más fuerte de sus averiguaciones y en los momentos decisivos y de más duda. su corazon andaria dividido entre Lucía y D. Rodrigo? Sin embargo la cosa era así. No dejaba aquel aspecto de asociarse å tndas las imágenes, ya agradables, ya tristes, que en aquel tránsito le presentaban sucesivamente' el temor y la esperanza. Las palabras que oyó á los piés de la tarima de D. Rodrigo se introducian en la penosa disyuntiva en que luchaba su mente, y no podia coneluir una súplica al cielo por el feliz resultado de su empresa, sin que tuviese relacion con la que empezó en aquel sitio, y que el toque de la campana dejó pendiente.

La capilla ociógona que sobre gradas se eleva en medio del Lazareto, en su primera construccion estaba abierta por todos lados, y se sostenia únicamente sobre columnas y pilares, formando cada frente un arco entre dos intercofumnios. Por adentro ccrria un pórtico que daba vuelta á todo el edificio, que propiamenle podia considerarse como una iglesia compuesta sólo de ocho arcos sostenidos por pilastras correspondientes á las exteriores, cubriendo el iodo una cúpula, por manera que el altar colocado en el medio podia verse desde todas las ventanas interiores del recinto, y áun de todos los puntos del área.

Apénas echó á andar Lorenzo, cuando divisó en el pórtico al padre Félix puesto bajo el arco del medio que mira á la ciudad, delante del cual estaba reunida, al pié de las gradas, toda la gente; y por los ademanes del religioso conoció que habia empezado el sermon.

Dió vuelta por aquellos callejones para llegar á la cola del auditorio, como se le habia prevenido, y habiéndole