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quistada toda la Europa, daré la vuella sin haber experi. mentado en parte alguna los rigores delhambre, sin haber sentido desgracia ni disgusto alguno . Nosotros , por una parte , llevamos mucha provision de bastimentos, y por otra tendremos á nuestra disposicion el trigo de las pro vincias y naciones adonde entraremos; que por cierto no vamos á guerrear contra unos pueblos nómadas, sino con tra pueblos labradores. »

LI. Despues de este debate movió otro Artabano . « Señor, le dice, ya que no dais lugar al miedo, ni quereis que yo se le dé , seguid siquiera mi consejo en lo que voy á añadir , pues como son tantos los negocios, es preciso que sea mucho lo que haya que decir. Ya sabeis que Ciro, hijo de Cambises, ſué quien con las armas hizo tributaria de los Persas á toda la Jonia , ménos á los Atenienses. Soy de parecer que en ninguna manera conviene que lleveis en vuestra armada á los Jonios contra su madre patria , pues sin ellos bien podremos ser superiores á nuestros enemi gos. Una de dos, señor ; ó han de ser ellos una gente la más perversa si hacen esclava á su madre patria , ó la más justa si procuran su libertad . Poco vamos a ganar en que sean unos malvados; pero si quisieren obrar como hom . bres de bien, muy mucho serán capaces de incomodarnos y áun de perder vuestra armada. Bueno será , pues, que hagais memoria de un proverbio antiguo y verdadero, que « hasta el fin no se canta victoria .»

LII. « Arlabano , le responde Jerges, de cuanto hasta aquí has filosofado en nada te alucinaste más que en ese tu temor de que los Jonios puedan volverse contra nosotros. A favor de su fidelidad tenemos una prueba la mayor , de la cual eres tú mismo buen testigo, y pueden serlo juntamente los que siguieron á Dario contra los Es citas; pues sabemos que en mano de ellos estuvo el per der ó salvar todo aquel ejército , y que dieron entonces muestra de su hombría de bien y de su mucha lealtad no