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fin Anasandrides á esta representacion , y casado con dos mujeres, tuvo desde entonces dos habitaciones estableci- . das, yendo en ello contra la costambre de Esparta .

XLI. No pasó mucho tiempo , despues del segundo ma trimonio , hasta que la nueva esposa dió á luz a Cleomenes , al mismo de quien ántes iba a hablar, y en él un sucesor á la corona. Al mismo tiempo hizo la fortuna que la pri mera mujer , ántes por largos años infecunda, se sintiera preñada: los parientes de la otra esposa á cuyos oidos liegó cl nuevo preñado, alborotaban sin descanso , y gritaban quo aquella se fingia en cinta con la mira de suponerse por hijo un parto ajeno ; pero en realidad se hallaba la princesa cmbarazada . Quejándose , pues, altamente de aquella pre ñez simulada, movidos los Eforos de la sospecha de algun engaño , llegado el tiempo quisieron asistir en persona á la mujer en el acto mismo de parir. En efecto , parió ella la primera vez á Dorieo , y de otro parto consecutivo á Leonidas , y de otro tercero á Cleombroto , aunque algunox quieren decir que estos dos últimos fueron gemelos; y por colmo de singularidad , la quejosa madre de Cleomenes, la segunda esposa de Anaxandrides, hija de Prinetades y nieta de Demarmeno, nunca más volvió á parir de allí adelante .

XLII. De su hijo Cleomenes corre por muy valido que, nacido con vena de loco , jamás tuvo cumplido el seso , al paso que Dorieo salió un jóven elmás cabal que se hallaso entre los de su edad , lo que le hacía vivir muy confiado de que la corona recaeria en su cabeza. En medio de esta creencia , vió por fin que á la muerte de su padre Anaxan drides, atenidos los Lacedemonios a todo el rigor de la ley , nombraron por rey al primogénito Cleomenes, de lo cual dándose Dorieo por muy resentido y desdeñándoso du tener tal soberano, pidió y obtuvo el permiso de llevar consigo una colonia de Espartanos . En la fuga de su re sentimiento , ni se cuidó Dorieo de consultar en Delfos al oráculo hácia qué ticrra deberia conducir la nueva colo