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momento mismo de embestir con la galera sidonia .

XCIII. Los bárbaros que pudieron escapar huyendo, aportaron á Falero para ampararse del ejército de tierra. En esta batalla naval fueron tenidos los Eginetas por los que mejor pelearon de todos los Griegos[1], y despues de ellos los Atenienses. De los comandantes , los que se lle varon la palma fueron Policrito el de Egina y los dos Ate nienses Eumeces el Anagirasio , y Aminias el Paleneo , quien fué el que dió caza á Artemisia , y si él hubiera caido en la cuenta de que iba en aquella nave Artemisia , á fe mia que no la dejara antes de apresarla ó de ser por ella apre sado , segun la órden que se habia dado a los capitanes de Atenas, á quienes áun se les prometia el premio de diez mil dracmas si alguno la cogia viva , no pudiendo sufrir que una mujer militase contra Atenas. Pero ella se les es capó delmodo dicho , como otros que tambien hubo cuyas Daves se salvaron en Falero .

XCIV. Por lo que mira al general de los Corintios, Adi manto , dicen de él los Alenienses, que al empezar las na ves griegas á cerrar con las enemigas, sobresaltado de miedo y de terror se hizo á la vela y se entregó á la hui. da, y que viendo los otros Corintios huir á su capitan , to dos del mismo modo se partieron[2]; que habiendo huido


  1. No dice Herodoto en ningun lugar que fuese decretada esta gloria en favor de Egina en alguna asamblea pública de los gene. rales griegos ; con todo , así lo afirma Diodoro Siculo , quien aña. de con mucha verosimilitud que la envidia de los Lacedemonios contra los de Atenas, que merecian sin duda la palma, hizo que cohechados los jueces la pasasen á los Eginetas. Quizá Herodoto prefirió inculcarnos la gloria de su heroina Artemisia, que no pu blicar la envidia de Esparta y la venalidad de los generales en congreso :
  2. Algo que sospechar da esta narracion desmentida por toda la Grecia , aunque apoyada sobre la palabra de Atenas, si es ver dad que los Atenienses se ganasen con un presente de diez talen tos la lisonjera piuma del padre de la historia , y que Corinto , que lo nego todo gaje por los elogios que en sus Musas les leia ,ad