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Está frenético—dijo Malva riendo.

—Sí, ¡eh!, pues ponle frente a frente con su padre... ¡Tendrá mucha gracia! Reñirán como unos osos... Calienta un poco al viejo... y al joven también. Luego los lanzaremos a uno contra otro... ¿Qué te parece la idea?

Malva volvió hacia el pescador la cabeza y miró fijamente su rostro, cubierto de pecas, que en aquel instante sonreía, y parecía, iluminado por la luna, menos pecoso que a la luz del Sol. No se pintaba en él la cólera, y su sonrisa era benigna y algo picaresca.

¿Por qué no los quieres?

celosapreguntó ella re—Yo? Vasily no es mala persona; pero ese Jacobo es un granuja. Los mujiks, por lo general, me son antipáticos. Todos son unos sinvergüenzas. Siempre están doliéndose de su desamparo, y se les da pan, se les da de todo... Los Consejos Generales hacen cuanto pueden por ellos.

Tienen tierra, ganado... Los conocí a fondo cuando fuí cochero de un médico de aldea... Luego, vagabundeando a través de la tierra, si llegaba a una aldea y pedía pan, me detenían a veces y empezaban a preguntarme: "¿Quién eres? ¿Qué oficio tienes? A ver tu pasaporte?" Con frecuencia me sacudían el polvo, ya porque me tomaban por ladrón de caballerías, ya sin ninguna razón visible... Muchas veces he estado preso en sus puestos de policía... Siempre están quejándose, haciéndose los pobres; pero pueden vivir, por-