Página:Malva y otros cuentos (1920).pdf/78

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
74
 

Cuando se separaron, la Luna estaba ya muy alta.

Sin ellos, la noche se tornó más hermosa aún.

Sólo quedaron allí el mar, solemne e infinito, pláteado por la Luna, y el cielo azul, lleno de estrellas. Había además colinas de arena, matorrales, sauces blancos y dos largas barcazas sucias en la playa, semejantes a enormes ataúdes mal hechos; pero todo aquello era misérrimo junto a la majestad del mar, y las estrellas mismas se diría que lo miraban con desdén.

***

Padre e hijo estaban sentados en la cabaña, uno frente a otro, y bebían vodka. Lo había llevado el hijo para no aburrirse con su padre y para que éste se alegrase. Serechka le había dicho a Jacobo que su padre estaba enfadado con él a causa de Malva, a quien decía que iba a dar una soberana paliza Serechka; además le había dicho que Malva, enterada de la iracundia de su padre, no tenía valor para ceder a sus deseos. Serechka se había burlado malamente de él.

—¡Ya te enseñará tu padre a galantear a su querida! Te va a tirar de las orejas con tal fuerza, que te las va a poner un metro de largas. Procura no to parte con él.

Las chanzas de aquel endemoniado rojo hicleron nacer en el corazón de Jacobo una hostilidad aguda contra su padre. Por otra parte, la