Página:Manifiesto á las naciones del Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas (Lima. Imprenta de Ruiz. Año de 1820).djvu/20

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
XX


ras, y manda ahorcar la tripulación; ha prohibido que se observen con nosotros las leyes de sus ordenanzas navales, formadas según derecho de gentes, y nos ha negado todo quanto concedemos á sus vasallos apresados por nuestros corsarios. El ha enviado à sus generales con ciertos decretos de perdón, que hacen publicar para alucinar à las gentes sencillas é ignorantes, à fin de que les faciliten la entrada en las ciudades; pero al mismo tiempo les ha dado otras instrucciones reservadas; y autorizados con ellas, después que las ocupan, ahorcan, queman, saquean, confiscan, disimulan los asesinatos particulares, y todo quanto daño cabe hacerse à los supuestos perdonados. En el nombre de Fernando de Borbón es que se hacen poner en los caminos cabezas de oficiales patriotas prisioneros; es que nos han muerto á palos y à pedradas à un comandante de partidas ligeras; y es que al coronel Camargo, después de muerto también à palos por mano del indecente Centeno, le cortaron la cabeza, y se envió por presente al general Pezuela, participándole: que aquello era un milagro de la Virgen del Carmen.

Un torrente de males y angustias semejante es el que nos ha dado impulso para tomar el único partido que quedaba. Nosotros hemos meditado muy detenidamente sobre nuestra suerte; y volviendo la atención à todas partes, solo hemos visto vestigios de los tres elementos que debian necesariamente formarla: ¡oprobio, ruina y paciencia! ¿Qué debia esperar la América de un rey que viene al trono animado de sentimientos tan crueles é inhumanos? De un rey que antes de principiar los estragos, se apresura à impedir que ningun príncipe se interponga para contener