sas cambia completamente en su modo de ser doméstico.
Desde el primer día de ese segundo período de su gobierno, Rosas empieza a desenvolver el sistema, cuyos elementos había estado confeccionado desde el desierto a merced de la intriga y de las desgracias públicas que partían de 1828. Y con esa época dá principio la relajación de la justicia, de la moral y de las costumbres públicas en la infeliz Buenos Aires.
La sociedad entera sufre un vuelco a la voz del caudillo gaucho, que arrojaba toda la barbarie de la Pampa sobre los elementos que la civilización había trabajosamente esparcido.
La clase corrompida y oscura de la sociedad, surge improvisadamente del cataclismo público, y ocupa el rango de la clase culta, y esclarecida por el nacimiento o por las acciones. Clase en minoría, sofocada pronto por la erupción