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hombre cuando trabaja economiza, teniendo siempre presente, como elementos de su sér, á sus hijos, á su familia. Es, pues, en virtud de esa intención, que la ley reconoce la herencia ab-intestato, fundada en la naturaleza misma de la familia y en los afectos que la ligan.
87. Han pretendido algunos autores socialistas que solo el Estado debiera heredar. Tal reforma seria perjudicial para los padres, para los hijos y para la misma sociedad: para los padres, porque el hombre se ident.fica con su familia; si se le arranca la esperanza de trasmitir su patrimonio, se le quita todo estimulo, todo aliciente.
Para los hijos, porque sería injusto que se les pri- vase de aquellos medios de comodidad que han go- zado durante su educación, que los padres han acu- mulado para ellos; aparecerian además como espec- táculo continuo las catástrofes dolorosas de caer de la riqueza á la miseria.
Finalmente, laley no tendría resultado, provocaria el fraude porque se comprarian los bienes á nombre de los hijos, ó se amontonarían monedas y alhajas para trasmitirlas manualmente. Para impedirlo ha- bría pues que privar el derecho de disponer, esto es, destruir la propiedad.
88. Siendo la propiedad un medio indispensable para el cumplimiento de nuestro fin, se comprenderá
