nistracion de sus cosas. Pues si sabiendo que ellos fueron llevados en el vientre de sus madres , y que se alimentaron con los frutos de la tierra , con todo objetais el culto de un hombre nacido , obrais harto injustamente , queriendo establecer que aquello que vosotros mismos haceis sea en nosotros culpable.
Todo lo que se escribió contra los gentiles , quando los padres de la iglesia trataban los puntos de religion , se observa haber sido en dos términos y modos de argüir , uno apologético de la religion christiana , otro impugnatorio de la gentílica : en ambos se trataba de la falsedad de los dioses ; pero en este último , como mas directo al fin de declarar la especie de aquellas mentidas deidades , se consiguieron mas luces de su existencia.
Y aunque algunos de aquellos fingidos dioses representen cosas físicas y hombres verdaderos , como Saturno , Júpiter , Apolo, Oceano , Mercurio , Tétis , Vénus , Diana , Baco , Céres y otros, ¿quien habrá que pueda desfigurar la naturaleza y acciones de hombres en Hércules , Anteo , Phrixô , Atamanto , Eneas , Turno y otros innumerables que se nos representan héroes , y la mitología los propone semidioses?
Ofrécese otra reflexion bien oportuna. ¿Quien negará que ha existido en el mundo Julio César? ¿ y quien no concederá á los escritores de su vida aquella dignidad en que están todos los buenos ó los mejores historiadores? Pues con todo le hallamos deificado por los poetas [1] , y aun por los mismos historiadores. Toda la discrecion de Cicerón prevaricó en la muerte de su hija Tulia , y la dedicó culto y sacrificios. Los emperadores romanos es notorio publicaban algun prodigio suyo para acreditarse divinos y hacerse mas venerables en el trono. De Augusto , de Tiberio , de Vespasiano , de Domiciano , de Adriano y de otros leemos esto en Suetonio , Cornelio Tácito y Dion Casio , y de Claudio en particular [2] , de que hizo burla Séneca [3] . Así pues se puede creer que la antigüedad elevó á otros hombres á la clase de dioses ; y aunque toda esta divinidad y sus medios y cultos fueron vanidad