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veinte y cuatro horas de intermedio, hacia Curuzú Cuatiá, pueblo casi en el centro de lo que se llama Entre Ríos. Los motivos por qué tomé aquel camino, los expresaré después, y dejaremos marchando al ejército, para hablar del Arroyo de la China.

Tuve noticias positivas, de una expedición marítima que mandaba allí Montevideo, y le indiqué al Gobierno, que se podría atacar; me mandó que siguiese mi marcha, sin reflexionar ni hacerse cargo, de que quedaban aquellas fuerzas á mi espalda, y que si hubiesen estado en otras manos, me hubiesen perjudicado mucho. Siempre nuestro Gobierno, en materia de milicia, no ha dado una en el clavo; tal vez es autor de nuestras parciales desgracias, y de que nos hallamos hoy, 17 de Marzo de 1814[1] en situación tan crítica.

Aquellas fuerzas de Montevideo, se pudieron tomar todas; venían en ellas muchos oficiales que esperaban reunírsenos, como despué lo efectuaron, y si don José Diaz Velez, en lugar de huir precipitadamente, oye los consejos del capitán Balcarce, y hace alguna resistencia, sin necesidad de otro recurso, queda la mayor parte de la fuerza que traía el enemigo, con nosotros, y se ve precisado á retirarse el jefe de la expedición de

  1. Si mal no recuerda el que escribe esta copia, ese día se hallaba el general Belgrano en Tucumán, cuando después de las desgraciadas jornadas de Vilcapugio y Ayóhuma, se replegaron los restos del ejército hasta dicha ciudad. El general San Martin había sido nombrado General en Jefe, y el general Belgrano, aunque brigadier,conservaba por gracia especial, el coronelato del regimiento núm. 1° de infantería. Es, pues, á la cabeza de su regimiento que se hallaba como simple coronel, cuando (sin que podamos designar el motivo) una ordenterminante del General en Jefe, lo mando salir de la ciudad y del ejército, en el término de dos horas. Así se hizo.