CÁRCEL DE MUJERES
Los viejos, con sus mañas y ahora hasta los pebetes les dá por hacer porquerías!
“ ”
—“El día antes de caer aquí, me topé con un tipo que quería a toda costa ponerme un vidrio en la boca para no sé qué chanchada. ¡Me le escapé gritando! Los hombres son más puercos que nosotras. Pero, qué le vamos a hacer; es el trabajo...
—““ Ganar? Yo me asombro francamente cuando oigo a las otras que dicen sacar hasta 90 pesos por noche. Tal vez los sábados y según los barrios. Hay veces que son las dos de la mañana y no he ganado ni pa” pagar la cama! Los tipos le piden rebaja y la escorchan tanto que a veces por un peso me voy con éllos”.
—““¿Gustarme? Uno se acostumbra El trabajo es sencillo mientras no sale alguno pidiéndole complica- ciones. Pero, yo hace un año que empecé y no me he olvidao que soy criolla. ¡No las voy con vueltas! Las otras sí, porque ellas tienen maridos y les enseñan ha- bilidades pa” que ganen más. Yo soy sola... ¡No tengo nadie que me pague la multa !”
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—“A veces me canso. Todo el mundo se mete con uno. Cuando no es el diariero que la insulta es el vigi- lante. A éste hay que aflojarle algo. ¡Si no, caeríamos todos los días presas!
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