CÁRCEL DE MUJERES
—“¡ Viste las medias de la mechera! Tienen de lo mejor.” —“¡ Déjate é macanas! ¡Esa tiene pa seis meses en la Correccional y vos salís dentro de unos días!”
--“¡ Ché Enriqueta! ¿Pá cuántos días tenés?”
—"¡Qué sé yó! Ahora no voy a tener quién me sa- que. Mi marido estaba sin un centavo. ¡Y lo pior es que a lo mejor lo encanaron! Yo me le escapaba al po- licía; pero el tipo me siguió despacio. Por si acaso no fuí a la pieza, pá que no lo tomaran a él.”
—“Al marido de la Violeta Tháñez lo encanaron con unos cuántos en la casa. A élla se la llevaron a la co- rreccional.”
Las dos mujeres guardan silencio mientras la monja, revisa el planchado de los delantales.
—“¡ Madre! Mire ésta, que me ensucia el delantal con la chancleta!”.
—*¡Eh! ¡Tan limpia que es la señorita, que se lim- pia los mocos con el manto!”
—-“¡ Cállense, mujeres! — ordena su caridad.
Las dos peleadoras se siguen insultando con la mi- rada.
—“Miren, miren, chicas! ¡El cana entra con la ma- dre Concepción!... ¡Van pál calabozo donde está la Luisa!”
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