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. 46 por manera que la adversidad los torna cristianos y la prosperidad cortesanos. Ya emos dicho que los más que se van de la corte es porque están pobres, o se veen desprivados, o se sienten affrentados, o se hallan viejos, o que los embían desterrados; de manera que si uno se va por voluntad, ciento se absentan de necessidad. Es tan desseada la salud, es tan apetitosa la honra, es tan sabrosa la hazienda y es tan halagüeña la privança, que vemos a infinitos procurarla ya muy poquitos menospresciarla. ¡O quán heroico coraçón tiene el que la corte dexa y de la antigua conversación e aparta y a sí mismo olvida y la privança que tenía menos prescia! A la verdad, el verdadero menosprescio del mundo y dar de mano a la corte es quando el cortesano está en hazienda rico, en fuerça robusto, en el cuerpo sano, en la edad moço y en el valer privado; porque entonces loarle han todos que dexó la corte de cuerdo y no que se fué della corrido. Todo esto dezimos para avisar al que se sale de la corte y se quiere ir a su casa no se vaya della enojado o apassionado; porque podría ser que después que se le uviesse quitado el enojo y tornado en sí no ossasse tornar a la corte de vergüença ni pudiesse goçar del reposo de su casa. Los hombres superbos (1) y mal sufridos muchas cosas hazen en solo un día las quales tienen después que llorar toda su vida. Al hombre colérico y mal suffrido no le conviene ser corte.

(1) Superbos: orgullosos.