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descubran, y aun anda enmascarado por no ser singular. En la corte es necessario al que en ella morare que, como ella está llena de passiones y bandos, él se afeccione a unos y se apassione (1) con otros, él siga a los amigos y persiga a los enemigos, él alabe a los suyos y meta hierro contra los extraños, él a vise a los que quiere bien y expie a los que desea mal, él gaste con los de su bando la hazienda y emplee contra los contrarios la vida, él loe a los de su parcialidad y oscurezca a los que quiere mal. Y todo esto ha de hazer por quien se lo terná en poco y se lo agradescerá mucho menos.

En la corte súffrese tener un amo; mas junto con esto ha de seguir a muchos señores. ¡0 desventurado del cortesano!, el qual antes que comience a medrar ha de servir al príncipe, seguir a los privados, cohechar a los porteros, dar a los truhanes, quitar a todos la gorra, hazer a quien no lo meresce reverencia, dezir al oficial Vuestra Merced, aguardar que despierte el secretario, llamar a quien no llaman Señoría, alçar al del consejo el antepuerta (2), dar al que trata en palacio la silla, dejar al privado la cabecera de mesa; finalmente, deve en la corte hazerse a las condiciones de todos y aun fingir parentesco con algunos privados. En la corte, si es trabajoso el residir, es insuffrible el negociar. O qué lástima es ver a un pobre negociante!, en especial si es un poco bisoño, el qual con el rey ha muy tarde audiencia, en casa del privado (1) Apassionarse: tomar ira, declararse enemigo, (2) Antepuerta: paño que se ponia delante de la puerta.