No puedo concluir la historia de este dios sin hacer referencia a una tradición que se da en relación a él, por Acosta, en su libro. Historia Natural y Moral, libro IV, cap., xxiv., y es repetida por Clavijero y el Dr. McCulloh.
Dos días antes de su fiesta, un ídolo representándolo fue hecho por las Vírgenes sagradas, de granos de maíz reseco y semillas de remolacha, mezclado con miel o la sangre de los niños. Este fue vestido con un espléndido vestido y sentado en una litera.
En la mañana del día del festival esta figura fue llevada en solemne procesión alrededor de la ciudad de México y luego le llevaron al templo, donde habían preparado una gran cantidad de la misma pasta de semillas y de sangre, de las cuales los sacerdotes también hicieron un ídolo, llamado "la carne y los huesos" de Huitzilopochtli.
Después de ciertas ceremonias y consagración, la imagen fue sacrificada como ellos sacrificaban a sus víctimas humanas, "y su cuerpo fue roto en pedazos pequeños, que junto con esas porciones llamadas su "carne y huesos" fueron distribuidos entre la gente," que, según Acosta, "la recibieron con lágrimas, miedo y reverencia, como si fuese una cosa admirable, diciendo que ellos comieron la carne y los huesos de Dios, por lo que eran dolidos. Como cualquier gente enferma, "continúa Acosta, "lo exigió para ellos y le llevó con gran reverencia y devoción"