todos, autores, actores, cantantes, oradores, ó lo que seamos, ni consulta periódicos, ni obra más que por sentimiento. No, Madrid es un pueblo artista, hay cosas en la vida que no se olvidan, y aquel silencioso recogimiento del público cada vez que Julián se prepara á cantar la romanza del último acto de la Favorita, aquel éxtasis que se apodera de la multitud mientras el canto dura, y aquel aplauso atronador que estalla al terminar la última nota.... tienen algo de la primera hora que todos hemos pasado en nuestros primeros amores, algo de la poesía que se siente y no se explica, del sueño que no quisiéramos ver convertido en realidad.... ¿Cómo es posible olvidar eso?
Una noche — el otoño anterior — Gayarre vino desde Irún para pasar el día siguiente en Biarritz conmigo; comimos en mi casita de campo, recordando nuestros orígenes, nuestras intimidades, nuestros primeros pasos en la vida. Yo tengo por sistema no pedirle nunca que cante. No hay nada que le contraríe más, y cuantas personas le hablan una vez, han de fastidiarle con la pretensión de que cante para ellas solas. Previne, pues, á las señoras que de ninguna manera se le hablara ni de tararear siquiera.
La comida se prolongó hasta bien entrada la noche. Estábamos solos, en familia, en medio del campo, oyendo el susurrar de las hojas, y lejos del ruido y la animación de aquel pueblo de moda. Gayarre, otros dos amigos y yo, pasamos al saloncito que hay junto al comedor,