la mujer reivindica la dignidad i libertad de persona humana, i conquista el derecho de elegir el compañero de su vida. Los poetas cantando el amor rebelde a las tiranías de las costumbres, a los prejuicios sociales, a las conveniencias egoístas; triunfante sobre el predominio paterno, sobre el despotismo del marido impuesto, has contribuido a la liberación del amor, poniendo fin al odioso e inicuo derecho de entregar la mujer a un hombre contra su voluntad, atendiendo sólo a los intereses y vanidades de las familias.
De nuestras abuelas el noventa por ciento han ido al matrimonio obedeciendo al mandato imperioso de los padres.
Es sólo la mujer contemporánea quien ejerce el derecho de elección entre sus pretendientes.
Ahora bien: he dicho que en la evolución progresiva de la pareja humana, el instinto sexual se elevó a sentimiento haciéndose electivo y personal, generando el amor.
Cuánto se ha escrito sobre este sentimiento que constituye desde épocas remotas el impulso incontrastable i determinante de las acciones del hombre! Los pensadores han tratado de analizarlo, de fijar sus causas generadoras, de descubrir sus íntimas emociones, sus modalidades diversas, pudiendo sólo conocer sus efectos trascendentales.
Para el naturalista el amor es el instinto genésico despojado de toda poesía; para el teólogo, es una pasión impura i pecaminosa; para el materialista, es el placer supremo de los sentidos; para el romántico, es el dolor cruel i la felicidad inefable; para el poeta es lo indefinible, lo sublime; para el frívolo, es una mera galantería, más o menos malévola; para la coqueta, un juego divertido; para la mujer seria, la síntesis i ventura de la vida...
Es evidente que el alto grado de cultura a que ha llegado la humanidad en la vida moderna, compleja e intensa, ha modificado funcionalmente su mentalidad, creándole nuevas necesidades imperiosas, i erigiendo el predominio de la vida psíquica