Página:Narraciones populares - Santos Vega.pdf/22

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
— 22 —

—¿Sabes por que no me parece que ese cuadro sea el más hermoso?... Porque conozco unos ojos como los tuyos; porque te veo. ¿Hay acaso algo mejor que tú?

Aquellas palabras, dichas con verdadera pasión, no causaron el efecto que Cárlos deseó y esperó. Dolores las acogió con una sonrisa, como se recibe siempre una frase benévola, pero sin darle el alcance que su primo quería. Cárlos no se dejó vencer. Mientras el casco de los caballos batía cadenciosamente la tierra endurecida del camino, él, vuelto hacia su gallarda compañera, desarrolló y explicó cada una de sus anteriores palabras. Pero era inútil. Para Dolores, todo aquello era una broma de su buen primo, empeñado aquella tarde en hacerla creer que era hermosa. Ella no podía considerar las cosas bajo otro aspecto: era para Cárlos una hermana, y nada habría podido alejarla de este pensamiento.

Las palabras del acompañante se enfriaban en el aire, antes de que le llegasen al oido; había para ella una barrera entre los dos: la inocencia de un cariño fraternal inquebrantable. Sin embargo, sentía cierta inquietud al escuchar tanta palabra untada en miel. Fué así que, ostigando su caballo con un cristalino chasquido de la lengua, y acariciándole el cuello, le lanzó en precipitada carrera hasta llegar al término del camino. Cárlos le siguió, poniendo su caballo á la par del de su prima; pero, no dijo una palabra más.