Página:Narraciones populares - Santos Vega.pdf/60

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
— 60 —

Allí, el hombre del poncho, preguntó por el jefe, y, como se le dijese que no era aún la hora de encontrársele en su despacho, se presentó al empleado que le seguía en gerarquía, y señalando á su hija, le dijo:

—Soy el padre de esta niña, que viene á presentarse aquí, porque acaba de matar á un hombre!

Confesión tan lata y tan espontánea de un crimen cometido por una mujer de veinte años, excitó vivamente la curiosidad del empleado policial, causándole suma extrañeza al mismo tiempo.

—¿Dónde ha tenido lugar el hecho?—preguntó.

—En el campo, señor!

—¿Cuándo?

—Ayer!

—¿Y la policía del partido no tuvo conocimiento?

—Ninguno. Ni hemos querido que lo tenga, para no exponernos á alguna arbitrariedad.

El empleado miraba atentamente, y pensaba, allá para sus adentros:

—Será posible que este ángel sea capaz de matar á un hombre!

—¿Quien era el hombre á quien dió muerte la señorita?—preguntó en seguida.

Aún cuando supusiese criminal á la joven, aún cuando la creyese una hiena con polleras, el empleado no podía dejar de ser galante con una mujer, y tratarla de señorita.

—El hombre era un desconocido— contestó el padre.—Un hombre del campo.

—Un gaucho atrevido!—agregó la hija.—No creí haberle muerto, pero lo tiene merecido.