18 MEMORIAS SOBRE LA VIDA
reunir en su corazón sentimientos tan opuestos?¿Cómo el que vivia para los placeres pucde no sentir pena de abandonarlos? No debo olvidar decir que él llevó toda la vida en el sombrero una cinta amarilla por el amor, decía, de la qenlil Ninón, que se lo había dado.
No debe extrañar que Ninón, habiendo tenido se- mejantes maestros, desde que empezó á pensar, se entregara á una filosofía tan contraria de los prin- cipios que había querido inculcarle M"*. de Len- clós. Mucho tiempo hacía que no vivía ya con aquella madre razonable á quien amaba sin embargo tanto, como era amada por ella. La disparidad de senti- mientos la; había necesariamente desunido; pero la naturaleza no podía perder ninguno de sus dere- chos en el corazón de Ninón. La grave enfermedad de su madre demostró esta verdad á todo Paris.
La señora de Lenclós, separada de su esposo y de su hija, tenía contra uno y otra esos prejuicios naturales de las personas que sacrifican todo á su piedad. La afición que veía en su hija por las cosas del mundo, hacía nacer en su cspíritu una idea que ella creía consecuente, aunque fuera injusta. Le pa- recía que el amor á la voluptuosidad tenía que arros- trará Ninón al olvido de todas las virtudes; y puesto que su hija no era devota, la creía desnaturalizada.
El estado peligroso á que llegó su madre, des-
su criado Julián que sabía tocar muy bien el violón + Julián —le dijo, — coged vuestro violón y tocad, hasta que me veáis muerta, la « Derrota de los suizos » y cuando lleguéis 4 « todo se ha perdido » repetidlo cuatro ó cinco veces con toda la tris- teza que podáis; y cuando llegó el « todo es perdido » y fué repetido, se volvió del otro lado de la cabecera y dijo á las que le acompañaban : « Todo se ha perdido muy seriamente de esta hecha. » Y así murió.