DE NINÓN DE LENCLÓS 71
era que allí se encontrase al famoso M. de Fontenelle, que gozaba ya de gran reputación en la literatura y cuyo ingenio le hacian descable en todas partes.
Amigo del célebre M. Huyghens, uno de los grandes matemáticos del pasado siglo, se presentó 4 Mie, de Lenclós durante su estancia en París cuando fué nom- brado embajador de los Estados generales en Francia; el placer que sintió al verla y sobre todo al oirla cantar acompáñandose del laúd, excitó en su corazón tal entusiasmo que no pudo resistir al deseo de testimo- niárselo por el siguiente cuarteto. Estos versos, aunque presentados á M!*. de Lenclós por M. de Fon- tenelle, fueron compuestos en lengua extranjera por M. Huyghens, que era mucho más geómetra que poeta, y por eso tenían que ser muy extravagantes, razón por la cual los transcribimos en las presentes memo- rias.
Ella tiene cinco instrumentos que me enamoran; Los dos primeros, las manos; los otros dos, los ojos; Para el quinto, único qué queda,
Hay que ser muy ágil.
« Las mujeres corren detrás de MWe de Lenelós — dice Me, de Coulanges en una de sus cartas (1), — queriendo saber el secreto de su perpetua seducción. ¿Después de eso se puede odiar la vejez? » Esta re- flexión, no se la hacía Ml*. de Lenclós que sentía muy poco la pérdida de sus placeres antiguos, porque la amistad había adquirido en ella derechos tan fuertes y tan sagrados como el amor. Lo que escribía entonces Mnme. de Coulanges se encuentra desmentido por una carta de Mime, de Sevigné á M. de Coulanges : «Cor-
(1) Véase la colección de cartas escogidas, pág. 33,