porque siendo el antojo de los hombres lo que da valor á estas fruslerías, ese mismo antojo da de comer á cien obreros que empleo yo, y á mí me da una casa bien puesta, un buen coche, y buenos caballos. Este antojo es quien vivifica la industria, y mantiene el fino gusto, la circulacion y la abundancia. A las naciones comarcanas les vendo mucho mas caras que á vos esas mismas frioleras, y de este modo sirvo con provecho al imperio. Paróse Babuco pensativo un, rato, y le borró luego de su libro.
No sabiendo que pensar de Persepolis, se determinó á visitar á los magos y á los literatos, lisonjeándose de que alcanzarian estos el perdon de todo lo restante del pueblo, porque unos se aplican á la sabiduría, y á la religion los otros. La mañana siguiente fué á visitar un colegio de magos, y le confesó el archimandrita que tenia trescientos mil escudos de renta por haber hecho voto de pobreza, y que exercia una vasta jurisdiccion en virtud de otro voto de humildad. Dicho esto, dexó á Babuco en manos de un aprendiz de mago, para que le obsequiase.
Enseñábale este las preciosidades de esta casa de penitencia, quando se esparció la voz de que traía comision de hacer reformas. Al punto le diéron memoriales de cada una, que todos en sustancia venian á decir: Conservadnos á nosotros, y suprimid todos los demas. Si daba crédito á sus propias apologías, todas estas congregaciones eran necesarias; si atendia á sus