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ZADIG,

era la confianza con que lo decia Zadig, que se persuadió el rey á que poseía algun secreto sobrenatural para conocer á los administradores. Yo no gusto de cosas sobrenaturales, dixo Zadig, ni he podido nunca llevar en paciencia ni los hombres que hacen milagros, ni los libros que los mentan: y si quiere vuestra magestad permitir que haga la prueba, quedará convencido de que mi secreto es tan fácil como sencillo. Mas se pasmó Nabuzan, rey de Serendib, al oir que era sencillo el secreto, que si le hubiera dicho que era milagroso. Está bien, le dixo, haced lo que os parezca. Dexadlo estar, que ganaréis con esta prueba mas de lo que pensais. Aquel mismo dia mandó pregonar en nombre del rey, que todos quantos aspiraban al empleo de principal ministro de las rentas de su sacra magestad Nabuzan, hijo de Nuzanab, viniesen con vestidos ligeros de seda á la antecámara del rey, el primer dia de la luna del crocodílo. Acudiéron en número de sesenta y quatro. Estaban los músicos en una sala inmediata, y dispuesto todo para un bayle; pero estaba cerrada la puerta de la sala, y para entrar en ella habia que atravesar una galería bastante obscura. Vino un uxier á conducir uno tras de otro á cada candidato por este pasadizo, donde le dexaba solo algunos minutos. El rey que estaba avisado, habia hecho poner todos sus tesoros en la galería. Quando llegáron los pretendientes á la sala, mandó su magestad que