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tiana, quizá, llevado del interese, mudaría de intención y la rescataría. Hízolo así, y mandó que todos los de su galeota se embarcasen luego, porque se quería ir a Tripol de Berbería, de donde el era. Yzuf asimismo determinó irse a Tiserta; y así se embarcaron con la misma priesa que suelen cuando descubren o galeras de quien temer, o bajeles a quien robar; movióles darse priesa, por parecerles que el tiempo mudaba con muestras de borrasca. Estaba Leonisa en tierra; pero no en parte que yo la puediese rer, sino fué que al tiempo del embarcarnos, llegamos juntos a la marina; llevábala de la mano su nuevo amo y su más nuevo amante, y al entrar por la escala que estaba puesta desde tierra a la galeota, volvió los ojos a mirarme, y los míos, que no se quitaban della, la miraron con tan tierno sentimiento y dolor, que sin saber cómo, se me puso una nube ante ellos, que me quitó la vista, y sin ella y sin sentido alguno di conmigo en el suelo: lo mismo me dijeron después que había sucedido a Leonisa, porque la vieron caer de la escala a la mar, y que Yzuf se había echado tras della y la sacó en brazos; esto me contaron dentro de la galeota de mi amo, donde me habían puesto sin que yo lo sintiese; mas cuando volví de mi desmayo, y me vi solo er la galeota, y que la otra, tomando otra derota, se apartaba de nosotros, llevándose consigo la mitad de mi alma, o, por mejor decir, toda ella, cubrióseme el corazón de nuevo, y de Dinitin be