él... En el estado actual de los negocios, el Sr. Beauvais parece que tiene todo el asunto encerrado en su cabeza. No se puede dar el más simple paso sin el señor Beauvais; porque, en el camino que toméis, estará siempre él... Por ciertas razones, ha determinado que nadie tenga que hacer con los procedimientos, sino el mismo, y han alejado de las investigaciones á los parientes masculinos, accediendo á sus deseos de ser representados, deuna manera verdaderamentesingular. Parece haber hecho todo lo posible para no permitirles que vieran el cuerpo.»
Por el siguiente hecho, fué dado algún color á la sospecha así arrojada sobre Beauvais. Un individuo que había ido á verle á su oficina, pocos días antes de la desaparición de la joven, le encontró ausente de ella, y notó que en el agujero de la cerradura había una rosa, y el nombre de María, escrito en una pizarrita colgada al alcance de la mano.
La creencia general, hasta donde nos era posible recogerla de los diarios, parecía ser, que María había sido víctima de una banda de atrevidos — que por éstos había sido llevaba cerca del río, maltratada y asesinada. Le Commerciel, sin embargo, impreso de gran influencia, combatió ardientemente esa idea popular, Reproduzco aquí algunos pasajes de sus columnas:
«Estamos persuadidos que la pesquisa ha seguido una falsa huella, hasta la Barrera de Roule. Es imposible que una persona tan conocida como era la joven María Rogêt, haya pasado tres manzanas sin que nadie