todo género de consideraciones, un sistema, como diríamos de laisser faire. No contradecíamos ninguno de los caprichos que se albergaban en el cerebro del enfermo. Por el contrario, no sólo nos prestábamos á ellos, sino que los alentábamos, y es así cómo se han podido realizar curas radicales. No hay razonamiento que tanto convenza la razón debilitada de un loco, como los argumentos ad absurdum. Hemos tenido, por ejemplo, hombres que se creían gallos. El tratamiento, en este caso consistía, en reconocer y aceptar el hecho como positivo, en acusar al enfermo de estupidez, cuando no reconocía suficientemente su caso como un hecho positivo — y por lo tanto en negarle durante una semana, todo alimento que no fuera el que corresponde á un gallo. Gracias á este método, con un puñado de cañamones se han podido hacer milagros.
— ¿Pero consistía todo en esta especie de aquies. cencia á la monomía?
— No por cierto. Teníamos también gran fe en las distracciones de una naturaleza sencilla, tales como la música, el baile, los ejercicios gimnásticos en general, cierta clase de libros, etc., etc. Fingíamos curará los individuos de una enfermedad física ordinaria y jamás se pronunciaba la palabra locura. Uno de los puntos de mayor importancia consistía en encargar á cada loco el cuidado de vigilar las acciones de los demás. Poner su confianza en la inteligencia ó la discreción de un loco es ganarle por completo. De esta manera podíamos ahorrarnos una clase muy dispendiosa, la de los vigilantes.
— ¿Y no imponían Vdes. castigos de ningún género?