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trabajar para hacer tu alma tan buena como pueda serlo? Y si alguno me niega que se halla en este estado, y sostiene que tiene cuidado de su alma, no se lo negaré al pronto, pero le interrogaré, le examinaré, le refutaré; y si encuentro que no es virtuoso, pero que aparenta serlo, le echaré en cara que prefiere cosas tan abyectas y tan perecibles á las que son de un precio inestimable.

Hé aquí de qué manera hablaré á los jóvenes y á los viejos, á los ciudadanos y á los extranjeros, pero principalmente á los ciudadanos; porque vosotros me tocais más de cerca, porque es preciso que sepais que esto es lo que el Dios me ordena, y estoy persuadido de que el mayor bien, que ha disfrutado esta ciudad, es este servicio continuo que yo rindo al Dios. Toda mi ocupacion es trabajar para persuadiros, jóvenes y viejos, que antes que el cuidado del cuerpo y de las riquezas, ántes que cualquier otro cuidado, es el del alma y de su perfecciona miento; porque no me canso de deciros que la virtud no. viene de las riquezas, sino por el contrario, que las riquezas vienen de la virtud, y que es de aquí de donde nacen todos los demás bienes públicos y particulares. Si diciendo estas cosas corrompo la juventud, es preciso que estas máximas sean una ponzoña, porque si se pretende que digo otra cosa, se os engaña ó se os impone. Dicho esto, no tengo nada que añadir. Haced lo que pide Anito, ó no lo hagais; dadme libertad, ó no me la deis; yo no puedo hacer otra cosa, aunque hubiera de morir mil veces... Pero no murmureis, atenienses, y concedme la gracia que os pedí al principio: que me escucheis con calma; calma que creo que no os será infructuosa, porque tengo que deciros otras muchas cosas que quizá os harán murmurar; pero no os dejeis llevar de vuestra pasion. Estad persuadidos de que si me haceis morir en el supuesto de lo que os acabo de declarar, el mal