Se sigue de este principio, que la santidad es la ciencia de dar y de pedir á los dioses.
Has comprendido perfectamente mi pensamiento.
Esto consiste en que estoy prendado de tu sabiduría, y me entrego á tí absolutamente. No temas que me desentienda ni de una sola de tus palabras. Dime, pues, ¿cuál es el arte de servir á los dioses? ¿No es, segun tu opinion, darles y pedirles?
Seguramente.
Para pedir bien, ¿no es necesario pedirles cosas que tengamos necesidad de recibir de ellos?
Nada más verdadero.
Y para dar bien, ¿no es preciso darles en cambio cosas que ellos tengan necesidad de recibir de nosotros? Porque sería burlarse dar á alguno cosas de que no tenga ninguna necesidad.
Es imposible hablar mejor.
La santidad, mi querido Eutifron, ¿es por consiguiente una especie de tráfico entre los dioses y los hombres?
Si así lo quieres, será un tráfico.
Yo no quiero que lo sea, si no lo es realmente; pero dime: ¿qué utilidad sacan los dioses de los presentes que les hacemos? Porque la utilidad que sacamos de ellos es bien clara, puesto que no somos partícipes del bien más