Página:Obras completas del doctor D. Manuel Milá y Fontanals - III (1890).djvu/32

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al Ministerio, que fué precisa la intervención de sus amigos, y en particular del Maestro La Canal, para conservarle en su puesto.

Continuó desde entonces mereciendo los favores del Gobierno, en especial desde la venida de Fernando VII á Barcelona para apaciguar el levantamiento del año 1827. En aquella ocasión pudo el Rey enterarse por sí mismo del brillante estado del establecimiento. Visitóle el 15 de Diciembre de dicho año, y ocurrió en esta visita un incidente que Bofarull se complacía en recordar y que no mencionaremos por cierto como acto de peligrosa entereza, pero sí como muestra de un ánimo seguro y exento de servilismo. Por Reales órdenes que rigen todavía, está prohibida la introducción de lumbre en el archivo de la Corona de Aragón, conminando á los contraventores con ciertas penas civiles y aun eclesiásticas. El rey Fernando en el indicado día, al atravesar el patio de la Audiencia en dirección al archivo, encendió un cigarro, mas el archivero le opuso que si el Rey no le dispensaba del cumplimiento de aquellas órdenes, no podía consentir que S. M. penetrase con el cigarro encendido. Fernando se sonrió, y arrojándolo al patio exterior, entró en aquel rico depósito que favoreció constantemente. Mandó después á su ministro que manifestase al archivero lo satisfecho que había quedado de la visita, y el ministro le indicó amistosamente que pidiera una gracia, de lo que él se abstuvo. En adelante le distinguió el Rey con su afecto, chanceándose con él las pocas veces que se presentó á besarle la mano y preguntándole por las escobas y regaderas que le había mostrado el archivero, diciéndole que aquella era la base de la conservación de las riquezas que custodiaba.

Los seis años siguientes hasta el 33 pasaron apaciblemente para Bofarull, atareado, primero en la edición de la Crónica de Cataluña por Pujades, que emprendió con D. Felix Torres Amat, después obispo de Astorga, y el canónigo D. Alberto Pujol, y luego en la Vindicta de los Condes de Barcelona, mientras se ocupaba asi-