Página:Obras completas del doctor D. Manuel Milá y Fontanals - III (1890).djvu/33

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duamente noche y día en dirigir los estudios de su hijo. A mediados del 33, emprendió un viaje de familia en compañía de su buen amigo La Canal, llegando á Madrid á primeros de Septiembre, y siendo recibido con singulares demostraciones de afecto por parientes y amigos, y con mil obsequios por los compañeros de la Academia de la Historia y personajes de la más elevada categoría, y en particular por el conde de Ofalia, entonces ministro de la Gobernación, que se declaró patrocinador de su obra. Pero la muerte del monarca, acaecida el 29 de Septiembre, la guerra civil que empezó á estallar de allí á poco, y sobre todo algunos disgustos de familia le precisaron á regresar á Barcelona, y salió de Madrid sin otro resultado que crecidos gastos, pasando á Reus, donde trató de aliviar las desazones de su tío D. Francisco Freixa y de Veciana. Empezó desde entonces para Bofarull una de las épocas más agitadas de su vida. El cólera, que invadió Barcelona en el año 34, le obligó á establecerse en los Capuchinos de Gracia, desde donde bajaba todos los días á trabajar en el archivo; y le arrebató á un excelente empleado subalterno. El año 35 empezó con la larga enfermedad del tío poco ha nombrado, que le precisó á pasar en Reus algunos meses, durante los cuales al sentimiento por los padecimientos del enfermo, se agregó el despego de algún deudo y la consideración de los próximos pleitos y enemistades que iba á ocasionarle la herencia que Freixa se había empeñado en dejarle, en muestra del cariño que le profesaba y premio de los servicios que como abogado y pariente le debía; herencia que trató Bofarull de renunciar después de la muerte acaecida á poco, y que sólo aceptó por indicárselo como un deber el íntegro D. Joaquín Rey. El peligro que había corrido su hijo pasando á manos de facciosos en un viaje de Cervera á Barcelona, se agregó á las indicadas causas para atacar la salud de Bofarull, que cayó en un abatimiento de que jamás llegó á recobrarse del todo, y del que le levantó un tanto la solicitud de su esposa, señora de mucho ánimo