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hacer la crítica de los sistemas. Los filósofos anteriores tampoco trataron de realizar esta conciliacion, y bajo otro punto de vista era mucho menos completa su obra. Platon admitió la existencia eterna de la materia, ó por mejor decir, omitió (tal es por lo menos la opinion de Aristóteles) dos de los cuatro principios, la causa del movimiento y el bien ó causa final. El sistema de Aristóteles presenta por lo tanto una base bastante amplia para apreciar exactamente toda esta tradicion filosófica.

II.

Es un espectáculo grande y curioso el ver cómo la antigüedad se ha juzgado á sí misma; cómo, mirando atras, ha apreciado el camino ya recorrido, y la segura mirada con que la razon, madura y fortalecida ya por la experiencia de los siglos, ha podido examinar el período de su infancia y los primeros pasos que diera en este camino.

El exámen de los sistemas que hace Aristóteles, no es una historia sin vida; es la representacion fiel de la marcha del espíritu humano; es un verdadero drama, en que se toma al hombre en el momento en que, débil todavía y deslumbrado por el espectáculo que se presenta á su vista, sólo ve en la naturaleza su parte más grosera; y en el que nos le muestra dando cada dia un nuevo paso, descorriendo poco á poco el velo que cubre la verdad, elevándose por último hasta la idea de Dios, y restableciendo á la inteligencia en el goce de sus más sagrados derechos. No se propone Aristoteles en manera alguna confundir á sus predecesores. No es, ni mucho menos, ese tirano que nos pinta Bacon, que para reinar pacíficamente, comienza por degollar á sus hermanos. Aristóteles sabe lo que cuesta la ciencia, y toma en cuenta, al juzgar á sus predecesores, las dificultades nacidas del tiempo. Indulgente con los hombres que han consagrado sus vigilias at estudio, sólo es severo con las doctrinas, porque esto interesa á la verdad.

Sin embargo, triste es decirlo, pero esta severa imparcialidad desaparece cuando se trata del filósofo, á quien debía mostrarse más reconocido, llegando á ser hasta injusto con Platon, su antiguo maestro. Los motivos de semejante conducta han sido apreciados de diversas maneras, y á pesar de los esfuerzos de los críticos antiguos y modernos, todas las dudas que esta cuestion ha suscitado están léjos de haberse desvanecido. La teoría de las ideas, por ejemplo, no es en Aristóteles lo que es en Platon. Aristóteles la combate aislándola en medio del sistema todo, separándola de aquello que podía hacerla aceptable, y hay pocas doctrinas que puedan quedar en pié cuando se apela á mutilaciones semejantes.

Las primeras especulaciones filosóficas fueron necesariamente vagas é incompletas, y sólo se consideraron los principios bajo el punto de vista de la materia. En este sentido caminaron las indagaciones de la escuela Jónica, cuyas especulaciones no pasan más allá del principio material. Tales é Hi-