gencia. Era una especie de máquina, que sólo presentaba en escena cuando no podía recurrir á otra causa[1].
Los Pitagoricos[2] son los únicos en los que podemos encontrar el gérmen de un sistema más completo, si bien su opinion se resiente todavía de esa incertidumbre, que es siempre el carácter de los primeros desenvolvimientos de la razon. Los Pitagóricos desatienden las indicaciones de los sentidos, en que se habían fijado los Jónicos, y se elevan desde luégo á las nociones racionales de órden y armonía; toman por punto de partida las ideas más exactas que el hombre puede alcanzar, las ideas de número, que son á su juicio la regla más segura del conocimiento[3], y fijando luego sus miradas sobre el universo, explican todos los fenómenos por medio de estas ideas. Este método no es el mejor, porque es peligroso colocarse de primer golpe en la cima de la ciencia para descender despues á los grados inferiores; sin embargo, no puede negarse, que en esto se muestra ya un progreso notable. El espíritu humano aparece aquí desligado ya definitivamente de los lazos de la materia, y la ontología entra en su verdadero camino. Esta teoría de los números estaba envuelta en muchas oscuridades, pero lleva en su seno un gérmen fecundo que debía desenvolver el porvenir, y Platon no hizo otra cosa que continuar la obra de los Pitagóricos agrandándola.
Los Pitagóricos, nutridos en el estudio de las matemáticas, y notando por otra parte las relaciones que existen entre los números y la armonía del mundo, hicieron del número el principio de todos los seres. Segun ellos el número es un principio en un doble concepto: es primero la materia, el elemento integrante de los objetos, y es además el ejemplar, la forma de ellos; es, en fin, la causa de sus modificaciones y de sus diversos estados.
Sin embargo, los números no existen como las ideas de Platon fuera de los séres, sino que son su sustancia misma y no se separan de ellos. La unidad es, segun ellos, el principio de todas las cosas, pero no es el punto de vista de la unidad el que dominó entre los Pitagóricos. En la unidad están contenidos otros dos principios: lo par ó lo infinito, lo indeterminado, y lo impar ó lo finito. El infinito se considera como la causa sustancial de los séres; lo finito es la forma, la causa de la determinacion. Bajo este punto de vista los contrarios son los principios de los seres. Tal es la opinion admitida por los Pitagóricos. Varían acerca del número de estos principios, pero
- ↑ Libro 1, cap. IV.
- ↑ Aristóteles no distingue nunca las doctrinas de Pitágoras de las de sus discipulos. En sil tiempo babiera sido una tarea casi imposible. Pitágoras no escribió nada, segun deciaran los antiguos, y es probable que sus primeros discipulos siguieron su ejemplo. La doctrina debió trasmitirse al principio oralmente, añadiendo cada uno sus propias ideas, hasta la época en que Filolao (nació hácia el año 592 antes de J. C.) formuló el sistema. No era facil discernir la palabra de cada uno tratándose de una doctrina que se habla enriquecido con los descubrimientos de cinco ó seis generaciones; y así Aristóteles se contenta con examinaria en general, y emplea ordinariamente, al hablar de ella, una denominacion tan vaga como comprensiva: los llamnds P lagricos.
- ↑ Philolaus apud. Stob. Ec., 1, 6, pág. 45.