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Página:Obras de Aristóteles - Tomo X.djvu/40

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Muy distinto método debió guiarle, cuando Aristóteles buscaba la verdad; entonces debió observar y no definir. Un solo ejemplo bastará para convencernos de ello. Tomemos la definicion de la causa[1]. La causa es, ó la materia constitutiva con que está hecho un sér... ó la forma, la razon de ser... Ella es tambien el primer principio de cambio, de reposo... en fin, ella es el término, es decir, aquello en cuya vista una accion se realiza. Es evidente, que la palabra causa no despierta en nosotros inmediatamente todas estas ideas; la causa no se la ha considerado siempre bajo todas estas relaciones, y así semejante definicion implica el conocimiento de todo el sistema; no es el principio, es el resúmen. Entendiéndolo así, es cierto el decir, que se debe partir de las definiciones. El filósofo que quiere enseñar, debe comenzar por definir los términos que emplea, decir el sentido que les da, y este es el medio de hacerse comprender. Al apoyarse Aristóteles en definiciones, este es el fin que se propone. Pero como no dijo expresamente cuál era el carácter de la definicion filosófica, se interpretó mal su pensamiento en la Edad Media. Aristóteles había sido un escrupuloso y celoso observador, mientras que los Escolásticos observaron poco, y si se quiere nada; se contentaron con sentar principios, que no habían descubierto por sí mismos, y que los recibieron formados de manos de una autoridad, que miraban como superior, á saber, la autoridad de Aristóteles. La dialéctica sustituyó al método de observacion, y la ciencia se vió condenada por mucho tiempo á girar en el círculo trazado por el pensamiento antiguo.

Ontologia.—Hasta ahora no hemos entrado, hablando propiamente, en la exposicion del sistema ontológico de Aristóteles, pero ya es posible formar de él una idea bastante exacta. Ya tenemos fijados los límites de la filosofia primera; sabemos ya, que es el estudio del sér en sí mismo; que no se limita, como las demas ciencias especulativas, al exámen de los seres sensibles ó matemáticos, sino que aspira al conocimiento del sér propiamente dicho, es decir, del sér independiente é inmutable, y que la constituye el estudio de lo absoluto. Réstanos seguir á Aristóteles en este terreno, ver la solucion que ha dado á esta cuestion tan difícil y tan controvertida del primer sér; comparar su sistema con los de sus predecesores, y demostrar los vinculos secretos que, bajo la apariencia de una diversidad absoluta, ligan sus doctrinas con las de Platon y de Pitágoras. Es fácil convencerse, sólo con leer la Metafisica, que á Aristóteles le preocuparon constantemente las doctrinas de Pitágoras, y principalmente la ontología de Platon.

Parece que teme, sobre todo, encontrarse con su maestro; opone continuamente su sistema al sistema de Platon, á cada instante toca la teoría de las ideas, la presenta y la ataca bajo diversas fases. Aristóteles es innovador, y quiere que todo el mundo lo sepa. Sin embargo, entre Platon y Aristóteles no hay tanta distancia como podría uno figurarse; la diferencia consiste más


  1. Metaf., v, 2.