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Página:Obras de Aristóteles - Tomo X.djvu/41

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en la forma que en el fondo del sistema; el cuidado mismo que pone Aristóteles en notar esta diferencia, da motivo para inspirar alguna duda, y cuando menos prueba que la distincion es muy sutil, muy delicada, y no fácil de advertir á primera vista.

La ontologia es la ciencia del sér en sí mismo; pero el sér absoluto, independiente, no está sometido a nuestros sentidos; le concebimos, pero no le percibimos; los únicos séres que percibimos son relativos y perecederos; difieren esencialmente de la sustancia absoluta, y están con ella en la relacion de lo contingente á lo necesario, de lo finito á lo infinito. Más aún; no cabe conocimiento de las sustancias sensibles; porque encierran materia, es decir, un principio de indeterminacion[1]. No pueden ser definidas, ó por lo menos, no cabe respecto de ellas una definicion real, y escapan á la ciencia.

Mas por otra parte, por mucha distancia que haya entre los séres sensibles y el sér eterno, sólo pasando por los primeros podemos elevarnos á la idea del segundo, porque la sustancia sensible no es la única sustancia, pero es la más visible, la que atrae en primer término todas las miradas, y por ella es preciso comenzar, sin perjuicio de elevarse despues á las más altas especulaciones. Tal ha sido la marcha de la humanidad, y éste debe ser el camino del filósofo, porque necesita apoyarse en lo que conoce para llegar á lo desconocido, apoyarse en sus ideas personales para llegar á las ideas absolutas. Estas consideraciones, que tomamos del mismo Aristóteles[2], nos revelan todo el plan de lo que es, propiamente hablando, su filosofia primera. Más prudente y más metódico que lo habían sido sus predecesores, Aristóteles no aborda inmediatamente la nocion de la sustancia; no nos describe desde el principio su naturaleza y sus elementos, como se había hecho antes de él respecto del número y de la idea; párte de lo que todos los hombres conocen, de la sustancia sensible; la analiza, la descompone en sus diversos elementos, la reduce á sus principios propios, pide á estos principios cuenta de las diversas trasformaciones de la materia, de la produccion y de la destruccion; y por último, cuando ha reconocido que estos principios no bastan, cuando un estudio profundo de los séres materiales ha demostrado, que no pueden existir solos, que no tienen su razon de ser en si mismos; entonces y sólo entonces se eleva á la nocion de otra sustancia, pasa de lo relativo á lo absoluto, de la pluralidad a la unidad, y procura conciliar lo uno con lo otro, dando razon de la unidad del sér y de la infinita diversidad de las existencias individuales.

Todas las cuestiones ontológicas pueden reducirse á la siguiente: ¿Qué es la sustancia? Porque la sustancia es el sér mismo, el sér tomado absolutamente, el sér primero bajo la relacion de la nocion, bajo la relacion del tiempo y de la naturaleza[3]. Esta cuestion ha sido tratada más ó ménos


  1. Libro vii, 15.
  2. Libro vii, el passim.
  3. Metaf. vii, 1.