si es que en su proceder no disimulaba el rencor, porque conviene que estas acciones sean tales interiormente[1], y que los dioses puedan ver que eres un hombre que nada lleva á mal, ni recibe pena cosa alguna. Y en efecto, iqué mal te podrá venir, .si tú haces lo que corresponde á tu naturaleza? ¿Pues tú no has de saber abrazar aquello que ahora parece oportuno á la Naturaleza universal, siendo hombre, por naturaleza encargado de hacer de todos modos cuanto sea conducente á la sociedad? de Aquellos hombres que ahora se desprecian[2] mutuamente, después se lisonjean los unos á los otros; y los que al presente quieren recíprocamente disputarse la preeminencia, esos mismos se humillan los unos á los otros em lo venidero.
|Qué intención tan dañada y ánimo fingido tiene quien dice: «Yo quisiera hablarte con ingenuidad!»
¿Qué haces, buen hombre? No es necesario usar de este preámbulo; la cosa por sí misma lo dirá; las palabras deben al instante leerse escritas en tu frente, cioni numeraret orasse, quando Athenis ipsa mors daretur venum.» Con todo; Valerio Max., lib. 111, cap. VIII, hace el siguiente elogio de Foción: á Placidi, et misericordes, et liberales, omnique suavitate temperati mores Phocionis, quos optimė profectò consensus omniam bonitatis cognomine decorandos censuit; itaque constantia, quæ natura rigidior videbatur, lenis è mansueto pectore fluxit.» Con lo cual se desvanece la sospecha que tenia M. Aurelio.
[1] Lo mismo aconseja Epicteto, lib. II, cap. XIII. Da la razón San Ambrosio: Multi hominibus justi videntur; pauci Deo; aliter enim hominibus, et aliter Deo: hominibus secundum faciem, et speciem externam; Deo secundum veritatem, •et virtutem internam.
[2] Con esto quiere hacernos ver la inconstancia humana y la diversidad de acciones nacidas de la pasión.