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esos dulcísimos seres
con quien platicais en sueños.

 Mas ay, que ya se apagaron
aquellos cantos, Felisa,
que en tu alabanza sonaron!
y por Dios, que bien aprisa,
siendo tan dulces, pasaron!

 Pasaron los amadores,
llevando sus falsas llamas;
tiempo es que libre de azores
trate, Felisa, de amores,
la tórtola entre las ramas.

 Ya no escucharás, cual antes,
allá en las noches serenas,
sobre los aires flotantes,
las sabrosas cantilenas
de los rendidos amantes.

 Las rosas que con pasion
hoy te prendiste galana,
las últimas rosas son
que columpió en tu balcon
la brisa de la mañana.

 Si ya con plácidas glosas
tu pecho nunca se embriaga,
aun hay canciones gustosas,