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to a las restantes objeciones tuyas, me parece difícil que puedan sostenerse. Lydia no tiene hermanos que lleven adelante la cuestión; y dado el proceder de mi padre, su indolencia y la falta de atención que siempre ha parecido conceder a su familia, pudo aquél imaginar que éste haría y pensaría en el asunto lo menos que un padre pudiera en su caso.

—Pero ¿puedes creer a Lydia tan inconsiderada para cuanto no sea amarle, que llegue a consentir en vivir con él en otros términos que los del matrimonio?

—Así parece—replicó Isabel con lágrimas en los ojos—, y es en verdad muy horrible que del sentido de la decencia y de la virtud de una hermana pueda dudarse. Pero en realidad no sé qué decir. Acaso no le haga justicia; pero es muy joven; jamás se la ha habituado a pensar en cosas serias, y durante el último medio año—mejor aún, durante uno—no se ha dado sino a las diversiones y a la vanidad. Hásele permitido disponer del tiempo para el ocio y la frivolidad y adoptar sólo las opiniones acomodadas a sus deseos. Desde que la milicia del condado se acuarteló en Meryton no ha anidado en su cabeza sino amor, coqueteo y oficiales. Pensando y hablando sólo sobre esto ha hecho cuanto era posible para dar, ¿cómo lo llamaré?, mayor susceptibilidad a sus sentimientos, que por naturaleza son ya bastante vivos; y todos sabemos que Wickham posee en su persona y trato todo el encanto que puede cautivar a una mujer.