Página:Orgullo y prejuicio - Tomo II (1924).pdf/131

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
129
 

honradas con el nombre de embaucamientos. Todos afirmaban que era el joven más malvado del mundo y todos comenzaron a decir que siempre habían desconfiado de su apariencia de bondad. Isabel, aun no dando crédito a la mitad de lo que se refería, creía lo bastante para afianzar su primitiva creencia en la ruina de su hermana, y hasta Juana principió a verse sin esperanzas, en especial al llegar la época en que, de haber aquéllos ido a Escocia, habríase probablemente debido recibir noticias suyas.

El señor Gardiner salió de Longbourn el domingo, y el martes su mujer recibió carta. Decíale que a su arribo había hallado al punto a su hermano y persuadídole a ir a la calle de la Iglesia de la Merced; que el señor Bennet había estado en Epson y Clapham antes de llegar él, mas sin obtener ninguna noticia favorable, y que ahora se encontraba decidido él a preguntar en todas las principales fondas de la capital, ya que el señor Bennet creía posible que se hubieran albergado en una de ellas a su llegada a Londres, antes de procurarse otro alojamiento. El señor Gardiner no esperaba ningún resultado de esa medida; mas como su hermano estaba ansioso de tomarla, pensaba ayudarle en la empresa. Añadía que el señor Bennet era en absoluto refractario al presente a dejar Londres, y prometía escribir en breve. Había allí también una posdata del tenor siguiente:

«He escrito al coronel Forster suplicándole que

Orgullo y prejuicio.—T. II.
9