Página:Orgullo y prejuicio - Tomo II (1924).pdf/185

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
183
 

Preguntóle por su hermana, mas no supo hacer más.

—Mucho tiempo ha pasado, señor Bingley, desde que se fué usted—dijo la señora Bennet.

El convino en eso al punto.

—Empezaba a temer—continuó ella—que no volviera usted más. La gente dice que proyecta usted abandonar definitivamente este país para San Miguel; mas aun confío en que no sea verdad. Han ocurrido muchísimas cosas en la vecindad desde su marcha: la señorita de Lucas está casada y establecida, y también una de mis hijas. Supongo que lo habrá oído usted; seguro que lo ha visto en los periódicos; sé que venía en el Thimes y en el Courrier, sino que no estaba puesto como debía. Decía sólo: últimamente, don Jorge Wickham con la señorita Lydia Bennet, sin mentar a su padre, ni decir dónde vivía ella, ni nada. Venía también el discurso de mi hermano Gardiner, y me maravilla cómo hizo una cosa tan desgraciada. ¿Lo vió usted?

Bingley respondió que sí, y felicitóle por ello. Isabel no osaba levantar la vista, y por eso no pudo decir qué cara puso Darcy.

—Es de veras delicioso tener una hija bien casada—siguió diciendo—; pero al propio tiempo, señor Bingley, es muy duro que se haya alejado tanto de mí. Se han ido a Newcastle, punto muy al Norte según creo, y allí han de estar no sé cuánto. El regimiento de él reside allí; porque supongo que habrá usted oído que ha dejado la milicia del con-