Página:Orgullo y prejuicio - Tomo II (1924).pdf/188

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
186
 

para un hombre sobre quien abrigaba tan ambiciosos designios, ni para satisfacer el apetito y orgullo de un poseedor de diez mil libras anuales.


CAPITULO LIV

En cuanto se marcharon, Isabel salió a pasearse para cobrar ánimos, o, dicho en otras palabras, para meditar sobre aquellas cosas que más se los habían quitado. La conducta de Darcy la maravillaba y la entristecía.

«¿Por qué—decía—vino para estar silencioso, grave e indiferente?

No podía explicárselo de manera satisfactoria.

»Si podía mostrarse todavía amable y complaciente con mis tíos en la capital, ¿por qué no conmigo? Si me temía, ¿a qué vino aquí?; y si nada le importaba ya de mí, ¿por qué estuvo callado? ¡Hombre atormentador! ¡No he de pensar más en él!»

Esta resolución la mantuvo por corto tiempo involuntariamente, por el hecho de aproximársele su hermana, cuyo alegre aspecto la revelaba como más satisfecha con sus visitantes que Isabel.

—Ahora—díjole—que ha pasado este primer encuentro me siento por completo tranquila. Conozco mi fortaleza, y ya no me sobrecogeré porque venga. Me alegro de que coma aquí el martes; entonces se hará público que por ambas partes nos