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has de volver a escribir pronto alabándole todavia mucho más de lo que lo hacías en tu última. Agradezco una y mil veces no haber ido a los Lagos: ¡cómo pude ser tan necia que lo deseara? Tu idea de las jacas es deliciosa; recorreremos el parque todos los días. Soy la criatura más feliz del mundo. Quizá otros lo habrán dicho antes, pero ninguno con tanta verdad. Soy más feliz aún que Juana: ella sólo sonríe, yo río. Darcy te envía cuanto cariño hay en el mundo de que pueda privarme a mí. Habéis de venir todos a Pemberley en Navidad.—Tu», etc.


La misiva de Darcy a lady Catalina fué de otro estilo, y todavía diferente de ambos esta que el señor Bennet envió a Collins en contestación a la suya:


«Querido primo: Tengo que molestarte una vez más por cuestión de enhorabuena: Isabel será pronto la esposa del señor Darcy. Consuela a lady Catalina lo mejor que puedas; pero, yo que tú, me quedaría con el sobrino: tiene más que dar.—Tu afectísimo», etc.


La enhorabuena de la señorita de Bingley a su hermano por su próximo casamiento fué afectuosa, pero falta de sinceridad. Hasta escribió a Juana con ese motivo, exponiéndole su satisfacción y repitiéndole todas sus anteriores seguridades de cariño. Juana no se engañó, pero afectóse, y aun sin